En Argentina, para más señas en el barrio Las Tunas del municipio de Tigre, provincia de Buenos Aires, hay un grupo de jóvenes haciendo patria con los de abajo.
Desde hace 12 años, nucleados por el Proyecto Emancipación, organización autogestionaria que trabaja por la justicia social y la unión de los pueblos, llevan sobre sus hombros una ingente y necesaria tarea solidaria y organizativa que muestra sus frutos entre su comunidad integrada por más de 25.000 habitantes.
En esta oportunidad la redacción del Portal ALBA entrevistó al compañero Lisandro Reynoso, co-coordinador del Centro Popular de Desarrollo Gral. GüemesBanco Popular Solidario, la Escuela Primaria de Jóvenes y Adultos, el Secundario de Jóvenes y Adultos, las Clases de Apoyo Escolar, la Cooperativa de Trabajo Constructora Unión del Sur, la Escuela de Referentes Comunitarios, el Taller de Oficios Simón Rodríguez (bautizado con el nombre del maestro de Simón Bolívar reconocido por su propuesta pedagógica de oficios, moral e intelectual) y la Murga “Los Pibes del Barrio” forman parte integral del barrio Las Tunas. que en unión a miembros de la municipalidad han logrado dar vuelo a una serie de iniciativas para el beneficio comunitario. Instancias como el
Durante años han observado cómo ha ido estructurándose un trabajo comunitario dirigido al pueblo argentino, cuéntanos cómo se inició esta iniciativa, quiénes están detrás de este compromiso y en qué consiste tu labor y la de otros compañeros.
El trabajo tiene sus raíces en la situación política y social del año 1997. En esa época el neoliberalismo estaba en pleno auge y Carlos Menem era presidente por segunda vez, en un marco de desempleo y enorme crecimiento de la pobreza. Por ese entonces nos fuimos juntando compañeras y compañeros para trabajar en la comunidad, rearmando los lazos de solidaridad del barrio. Éramos todos muy jóvenes, creo que el mayor tenía 22 años. Y así empezamos, sin más respaldo que nuestra convicción, influenciados por la revolución cubana, el peronismo de base y el alzamiento zapatista… pero arrancamos simplemente preparando la merienda para los pibes y dando clases de apoyo dos veces a la semana. Ese es el origen de nuestro trabajo, pero pasaron casi 12 años y las cosas fueron cambiando muchísimo.
¿Qué cambió?
Cambió el contexto nacional, con la crisis y las luchas populares del 2001, junto con un cambio a nivel latinoamericano espectacular, con las llegadas a presidentes de Chávez, Evo y Correa. Eso fue marcando un rumbo muy diferente en el trabajo. Se pasó de la etapa de resistencia al neoliberalismo a una etapa de construcción popular. En la Argentina eso se dio y se da de manera mucho más limitada, pero se sigue avanzando por abajo en distintas formas de organización popular y experiencias de gestión en gobiernos municipales y provinciales. Entonces, en este contexto, se generaron posibilidades de profundizar nuestro trabajo, pasando a tener actividades a diario y con muchísimo más impacto. Participamos dos compañeros de Proyecto Emancipación, Felisa Cura y yo, junto a catorce referentes comunitarios.
¿En qué consiste el trabajo comunitario que realizan día a día dentro de la comunidad?
Las actividades son muchas y están a cargo de los catorce referentes comunitarios que te mencioné. Funcionan clases de apoyo escolar, primaria de jóvenes y adultos, secundario de jóvenes y adultos; cursos de formación profesional (herrería y carpintería), periodismo. La instancia de educación primaria es un esfuerzo conjunto entre una docente perteneciente al sistema formal de enseñanza y educadoras populares de la comunidad. Y una de las actividades más importantes en lo estratégico es la Escuela de Referentes Comunitarios, porque ahí construimos poder popular desde el conocimiento político y teórico, porque sino caemos en una práctica que termina reproduciendo toda la inercia liberal, individualista, o caemos en un vanguardismo cerrado donde no hay reflexión ni discusión en conjunto. Para eso armamos un curso que incluye Economía Social desde la doctrina del desarrollo endógeno, Historia Latinoamericana, Género y Educación Popular. El esfuerzo es enorme, y en eso está participando la Cooperativa Patria Grande, aportando.
¿Con qué idea se hace esta labor?
La idea es poder ir armando un curso que pueda reproducirse en otros barrios, en otras organizaciones, si todo sale como lo planeamos, vamos a armar un manual, una cartilla, para poder transmitir todos los aciertos y errores que tenemos. Lo importante es el esfuerzo, la constancia y el trabajo, romper las idealizaciones, y valorar los resultados. El neoliberalismo deja huellas profundas en la conciencia y va a llevar mucho tiempo construirnos como mujeres y hombres nuevos.
Además del apoyo constante, la educación y formación ideológica, ¿qué otros aportes ha hecho el Proyecto Emancipación como aglutinador de esfuerzos dentro de la comunidad?
Otro de los frentes es el del Trabajo, que está completamente ligado a las instancias de educación y formación. El “banquito” (Banco Popular Solidario) es la actividad más masiva -se han entregado más de 100 créditos en un año-, y nos permite relacionarnos con trabajadoras y trabajadores con ánimo de juntarse y construir instancias de producción; son casi todas mujeres. A partir de ahí estamos armando talleres con más herramientas, más productivos que la simple “comercialización”. Esta etapa la estamos armando en conjunto con la Agencia de Empleo de Tigre y las trabajadoras y trabajadores. Es un proceso de reuniones y mucha discusión, porque vienen con toneladas de desconfianza, sobre todo entre ellos; tienen miedo de trabajar en conjunto. Eso hay que tenerlo muy en cuenta, para partir de la realidad concreta y proponer avanzar dos pasos, no cuarenta de golpe, porque si no queda la propuesta vacía, muy linda y súper revolucionaria, pero vacía.
¿Qué otros proyectos están en proceso o ya son una realidad?
Se están armando talleres textiles, una librería y fotocopiadora, constructora, una recicladora de plástico, una carpintería… cuando esto se haga visible en el barrio, vamos a ir armando otros. Con los créditos pasó lo mismo, la gente no creía que se prestaba dinero sin pedir nada a cambio, solo se le pide que participen de instancias de formación grupal, donde se conocen entre ellos y planifican la producción. Con las compañeras y compañeros más comprometidos armamos una cooperativa de trabajo: Constructora Unión del Sur, orientada a las capacitaciones, la producción textil, la herrería, la carpintería, la albañilería… casi todo. El objetivo es organizar el trabajo, poder hacer aportes jubilatorios, tener seguros, obra social, etcétera, porque sino caemos en un cuenta-propismo en negro, y terminamos reproduciendo la precariedad laboral contra nosotros mismos. Con la cooperativa queremos nuclear más compañeros, abrirla a todas y todos; hacer mejoras en el barrio mediante el trabajo comunitario. Esto va a ser el requisito para estar adentro.
Lo que fue un golazo de media cancha es que hace poco conseguimos un galpón para que funcione todo esto, para hacer una Fábrica Comunitaria. Lo conseguimos porque la compañera que lo ocupa como vivienda es parte de la organización y porque, por otro lado, conocemos a los dueños, una cooperativa de reciclado de la zona, con la que también estamos coordinando nuestra recicladora.
Veo que tienen un Portal…
Sí, armamos una especie de bitácora. La idea es poder compartir los avances, las dificultades y al mismo tiempo poder recordar las cosas que hacemos; tener un punto noticioso en internet para que nuestra historia no se pierda ni olvide y donde otros puedan constatar que sí podemos cuando nos organizamos. Invitamos a todos los movimientos sociales a que visiten el portal.
¿Qué otras actividades ha generado la organización para beneficio de la comunidad?
Hemos trabajado con la Misión Milagro, una iniciativa de los presidentes de Cuba y Venezuela que ofrece salud visual gratuita a los necesitados como parte de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). En el 2007 fueron tres compañeros del barrio a operarse en Venezuela y este año fue otro. Todos se operaron de pterigio. Fue un esfuerzo muy grande, porque implicó análisis médicos, papelería, y todo eso, pero para ellos era la única forma de recobrar la visión; además les causaba muchísima emoción poder conocer otro país. Para nosotros, como organización, fue una forma de poder hacer tangible la solidaridad, la unidad latinoamericana. Si no todo parece algo de presidentes y multinacionales. Tenemos que generar más instancias así, movilizan mucho nuestra imaginación y nuestras ganas.
También hace un par de años tocó el grupo venezolano “Lloviznando Cantos” en el barrio, y hoy todavía se acuerdan de eso hasta los más chiquitos. Y esto es producto del ALBA. El ALBA tiene que ser eso, un montón de encuentros entre nosotros: operaciones de ojos, recitales de música, coordinación productiva y técnica, banco popular, equipos de fútbol mezclados, universidades, todo eso. Porque sino la integración va a ser de nuevo para las multinacionales, para los productores de soja, para los negocios de algún político… y otra vez los sectores populares nos vamos a quedar mirando desde afuera con los pies metidos en el barro.
Por último… ¿hacia dónde van? ¿Cuál es el objetivo final?
El objetivo es poder contribuir a la construcción de un modelo de desarrollo endógeno a nivel territorial, a nivel comunidad barrial. Proponer una política integradora que articule al Estado y a la organización política comunitaria. Pero hablamos de un proceso en el que el Estado también sea transformado por el pueblo, y planifique la producción, que distribuya en función del esfuerzo, que eduque para liberar. No es poco, sabemos que es una lucha larguísima la que tenemos que dar. En esto marcan el camino los procesos de transformación de Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua, Ecuador… esa es la idea… como dice Chávez: “Nuestro Norte es el Sur”. En Argentina se han abierto posibilidades para dar esa lucha y avanzar un poco. En esto el papel del trabajo y la producción marcan un camino importantísimo, porque el pueblo en su conjunto, a través del Estado Nacional tiene que recuperar el petróleo, el transporte, el crédito, la industria pesada,… pero a nivel comunidad tenemos que generar producción para el consumo, sin explotación y en función de nuestras necesidades; y además en este nivel tenemos que adaptar los contenidos educativos a nuestras necesidades y garantizar su sentido libertario.
Fuente: Emancipación.