Pasaba días enteros encerrado en una pieza, donde sólo tenía una garrafa y una radio. Sus vecinos dicen que andaba con un puñal de 20 centímetros en la cintura. Y que había avisado que pensaba "empezar a robar".
El barrio es humilde y su nombre, "Primaveral", no se ajusta a sus calles de tierra y edificaciones bajas y desparejas. Queda a 300 metros de la Panamericana, en Grand Bourg. Es una zona tranquila, de gente trabajadora, donde hasta hace unas semanas Herminio Cantero (59) no era para los vecinos más que alguien "mal llevado", "huraño" y "que andaba con un cuchillo a la cintura todo el día". Desde el 14 de marzo, sin embargo, se lo conoce como el lugar donde vivía el albañil que
apuñaló a dos abogados en el centro de la Capital Federal.
Hasta entonces, nadie se preocupó nunca por saber la historia de Herminio o por preguntarse por qué, si era albañil, se pasaba días enteros
encerrado en la piecita que alquilaba por 150 pesos mensuales en Guayaquil 3120.
En ese pequeño cuarto vivió solo desde que apareció por la zona, un año y medio atrás, contando que era chaqueño y que los problemas de bebida lo habían
alejado de su familia. Sus únicas pertenencias eran una garrafa y una radio portátil.
Hoy la habitación está vacía y cerrada. Cantero fue detenido el viernes 14 de marzo luego de asesinar a puñaladas a la abogada mediadora Marta Charaf y a su secretario, Jorge Lascurayn, en un estudio ubicado en el sexto piso de Paraguay 643. Hasta allí llegó el albañil cerca de las 12 del mediodía -tres horas antes de la hora pactada-, bien vestido y escondiendo en una bolsa de papel
una cuchilla de 20 centímetros.
Esperó en el recibidor hasta que se hicieron las 15, hora de la cita con la mediadora y con la contraparte: los abogados de una empresa constructora y un contratista. Era la segunda entrevista del hombre: a la primera, un mes antes, había ido acompañado por una abogada de Grand Bourg.
En aquella primera oportunidad, la mediación no pudo hacerse porque no apareció la contraparte. Desde entonces, el albañil
fue varias veces al estudio, sin cita ni objetivo preciso.
Entre la primera y la segunda audiencia, la abogada original le pasó el caso a una colega, quizá porque le pareció que el albañil era "un loco", según declaró en la causa. La segunda abogada conoció a Cantero minutos antes de que Charaf los hiciera pasar a una salita de reuniones
donde ocurriría el doble crimen.
En la sala, la mediadora Charaf se puso a hablar sobre el caso con Cantero y su abogada. La contraparte, otra vez, no estaba.
Menos de diez minutos después, Charaf fue acuchillada por Cantero, quien
también mató a puñaladas al secretario Jorge Lascurayn (60), que quiso intervenir. El albañil intentó escapar, pero fue detenido en la planta baja del edificio.
Al parecer, lo que enfureció al albañil fue la palabra "juicio". Charaf le explicó que probablemente
tendría que iniciar un juicio y fue entonces que el hombre "la tomó de los pelos y comenzó a clavarle la cuchilla en el pecho", según fuentes del caso.
Nadie en el barrio "Primaveral" se enteró de lo que había hecho Cantero hasta cuatro días más tarde, cuando
Clarín fue a la zona a tratar de reconstruir la historia del albañil. El no se llevaba casi con nadie y había tenido
incidentes y peleas con todo el mundo, fuera por la devolución de una garrafa o porque pensaba que todos querían robarle algo.
La única que charlaba con Herminio era Dora Duarte (57), otra inquilina, que vivía medianera de por medio. Ella estaba convencida de que su vecino se llamaba Emilio Orlando, y no Herminio. A principios de mes, el albañil le había comentado: "Me quedé sin trabajo,
voy a empezar a robar. Cuando caiga preso por favor llevame cigarrillos a la cárcel".
"Yo ni loca voy a verlo a la cárcel. El estaba mal de la cabeza, pero jamás pensé que pudiera hacer una cosa así", le dijo Dora a
Clarín. La mujer da ejemplos de
la extraña conducta de su vecino: "Creía que todo el mundo se quería meter en su pieza para robarle... ¡Pero si no tenía nada! Ató las persiana para que no se pudiera abrir", recordó la mujer.
Salvo una vez que se presentó un joven acompañado por su novia y lo llamó "tío", a Cantero nadie le conoce familia. Ese sobrino sería quien contrató al abogado particular que ahora le aconsejó
negarse a declarar y esperar las pericias. El fiscal Carlos Donoso Castex ya pidió un completo informe psicológico para tratar de determinar si es imputable o no. Los resultados, determinantes para la causa, estarán en los próximos días.