Opciones no faltan en esta localidad bonaerense que en los últimos años se ha revitalizado notablemente, favorecida por el incipiente arribo de turistas locales y extranjeros. Deportes acuáticos y ecoturismo; paseos culturales o navegaciones bajo la luz de la luna llena; safaris fotográficos y avistaje de aves; una vuelta en lancha colectivo y un recorrido por el ya clásico mercado de frutos; hosterías, casas, recreos y paradores a la vera del río como alternativas para disfrutar tanto de un día libre en el calendario veraniego como ser el destino elegido para unas bien merecidas y ansiadas vacaciones.
DE KAYAKS Y WAKEBOARDS
Los deportes náuticos están a la orden del día en el mundo acuático del Delta. A los clásicos como el kayak o el remo y el esquí náutico se les sumó en los últimos años una nueva modalidad: el wakeboard, que sería lo que el snowboard al esquí tradicional. Este deporte es el resultado de una combinación entre el esquí acuático, el surf, el skateboard y el snowboard, es decir adrenalina pura. La tabla es similar a la del snowboard, y es arrastrada por una lancha con la que se conecta por una soga y un manillar. Los expertos son capaces de realizar piruetas por los aires a altas velocidades aprovechando el oleaje que produce el motor de la embarcación. Gabi Díaz, múltiple campeona nacional e internacional mundial, es pionera en Argentina y es en su escuela integral de deportes náuticos Wakeschool donde se puede aprender las técnicas del wakeboard, así como también el wakesurf o el wakeskate (ligeras variantes del wakeboard), y esquí acuático.
Para quienes deseen un poco menos de adrenalina y más sosiego, pero sin resignar la cuota de aventura y ejercicio, el kayak es la opción. En Tigre hay varias escuelas donde se puede aprender tomando clases diarias para luego salir junto a un grupo en una entretenida y aventurada travesía de una o más jornadas por los ríos y canales del Delta. “La clave es ir a un ritmo pausado, sin matarse, con la cadencia que permita una remada fluida y que se pueda sostener en el tiempo”, explica Patricio Redman, de la escuela Delta en Kayak, que ofrece cursos para aprender en forma progresiva y paseos de cuatro horas, además de travesías de hasta tres jornadas de duración por los intrínsecos canales del Delta.
TIERRA DE BONANZA
A una hora de navegación desde la estación fluvial de Tigre en lancha colectivo, en el kilómetro trece del río Carapachay, se encuentra Bonaza-Deltaventura, un sitio ideal para actividades de ecoturismo. Rossana di Mecola es la encargada de llevar adelante, hace cinco años, este emprendimiento en el que se realizan trekkings interpretativos con avistajes de aves, cabalgatas por el monte, salidas en canoas canadienses y mountain bike. También hay una tirolesa de la que pueden disfrutar tanto los grandes como los chicos, y hasta un par de arquitos de fútbol para que los niños pateen la redonda.
Por la mañana, apenas uno llega, se sirve un desayuno e inmediatamente se puede escoger una de las tantas actividades. Luego llegará un asado para el almuerzo, digestión, y otra vez al ruedo: aún queda tiempo para elegir alguna de las otras opciones, la merienda y la vuelta, que no es obligatoria: en esta antigua casona de campo hay cuatro habitaciones con capacidad para hospedar hasta diez personas que deseen pernoctar bajo el cielo estrellado del Delta y amanecer con el canto de algunas de las tantas aves que habitan este rincón bonaerense.
TRES BOCAS, VARIOS FRUTOS Y UNA LUNA
En el Delta, además de navegar por los zigzagueantes canales, también es posible andar a pie en los senderos abiertos entre la espesa maleza, y así poder apreciar más de cerca flora, fauna y vida de los habitantes del lugar. Estos caminos son abiertos por los propios isleños para facilitar ciertas tareas de su vida cotidiana en las que sobresalen la industria maderera y la apicultura. En la zona conocida como Tres Bocas –por tratarse de la confluencia de tres ríos–- que se encuentra a 35 minutos de navegación en lancha colectiva, hay una escuela, una capilla, un establecimiento apícola abierto al público y algunas opciones gastronómicas. Otro sector similar se encuentra sobre el arroyo Rama Negra, a una hora de viaje. Si bien es un poco más lejos, este lugar es reconocido por las grandes posibilidades que brinda para el avistaje de aves.
Mucho más cerca, en el propio corazón tigrense, se puede caminar por el Paseo Lavalle Victorica a orillas de los ríos Tigre y Luján, y detenerse a comer y contemplar el río en alguno de los tantos bares y restaurantes. O darse una vuelta por el tradicional y siempre interesante Puerto de Frutos, para tomarse un buen jugo natural o llevarse alguno de los tantísimos productos regionales y artesanales que allí se pueden conseguir, como los clásicos muebles en mimbre y madera, mates, hamacas, jabones, lámparas, plantas y plantines, productos de talabartería, ropa de todo tipo, mantas y más, muchísimo más en este mercado multicolor que cada vez recibe más visitantes.
Los paseos de luna llena son una novedosa y romántica alternativa para apreciar el Delta de noche a bordo de clásicas embarcaciones isleñas que navegan por los ríos y arroyos de la Primera sección del Delta y el río Paraná en paseos que duran una hora y media aproximadamente. Navegando mansamente en la cubierta de la embarcación que zarpa desde la estación fluvial de Tigre o desde Bahía Grande de Nordelta, se puede ver desde la costanera del Tigre, pasando por típicas casas isleñas hasta la desembocadura del Río de la Plata, y así poder apreciar una hermosa panorámica de la ciudad de Buenos Aires iluminada por la siempre mágica luz de luna.
CULTURA JUNTO AL RIO
Tigre no es sólo naturaleza y aventura, la oferta cultural también está presente por estos pagos. El Museo de Arte Tigre se emplaza en lo que alguna vez fue el Tigre Club, un clásico edificio de la Belle Epoque. Su colección, patrimonio de la Municipalidad de Tigre, cuenta con obras de arte figurativo de finales del siglo XIX y del siglo XX. Organizado temáticamente, las siete salas proponen al visitante un recorrido por los aspectos más destacados de la historia del arte nacional: el paisaje y la arquitectura, la figuración humana, la naturaleza muerta, el puerto, la génesis de nuestra plástica y Tigre como referente estético.
También se puede visitar el Museo Sarmiento, instalado en la casa junto al río Carapachay que perteneció al mismo Domingo Faustino Sarmiento, construida en 1855. En este lugar, declarado Monumento Histórico Nacional, se encuentran todo tipo de objetos personales, muebles de su despacho del Consejo Nacional de Educación, documentos, cuadros, sillones y su cama. Frente a la casa hay un busto de él y otro de su madre, doña Paula. Y junto al museo funciona una biblioteca para habitantes del Delta donde se realizan talleres y exposiciones.
Otro de los atractivos culturales es el Mada (Museo de Arte en el Delta Argentino) perteneciente al artista Miguel D’Arienzo. Emplazado a orillas del río Luján y ubicado antes de la desembocadura del Carapachay, este sitio que fue refugio de pintores como Xul Solar, es un conjunto arquitectónico formado por la vivienda del propio artista y por tres módulos hechos en hierro y chapa, unidos por puentes y rampas. En el jardín hay esculturas realizadas con objetos encontrados en las islas como maderas, troncos, chapas y hierros, y en el interior hay pinturas de gran formato y telones.
PARIS-TIGRE EN COLECTIVO
El grupo El Colectivo, que actualmente forma parte de la muestra en exhibición en el Museo de Arte de Tigre, París-Tigre en colectivo, reúne a artistas y creadores que han participado juntos en diferentes exposiciones o habían sido convocados por Diana Saiegh –actual directora del Museo de Arte Tigre– cuando fuera directora de la Casa Argentina en París. A diez años de aquella gestión, estos artistas han sido invitados a participar colectivamente en una muestra que intenta reunirlos para que el público argentino pueda apreciar las obras de Julio Le Parc, Antonio Seguí, Pablo Katz, Ruth Gurvich, Víctor Kesselman, y Roberto Plate, entre otros, y a quienes acompañan algunos artistas franceses y de otras nacionalidades como Beatrice Turquand d`Auzay, Pat Andrea, Corine Ferté y Mark Brusse. La muestra se encuentra abierta desde el 14 de diciembre hasta el 2 de febrero, de miércoles a viernes de 9 a 19, y sábados y domingos de 12 a 19.
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