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domingo, 28 de diciembre de 2008

La restauración devela las primeras incógnitas del mural de Siqueiros que fue extraido de la ciudad de Don Torcuato

COMO ES Y QUE DESCUBRE EL TRABAJO DEL EQUIPO INTERDISCIPLINARIO DE ARGENTINOS Y MEXICANOS

La carga erótica de "Ejercicio plástico", su apuesta audaz y la aparición inesperada de figuras y estilos.

En general diría que es un mural alegórico, una alegoría de la naturaleza...está claro que está situado en el fondo del mar. Pero además hay todo un vínculo con la sensualidad: yo diría no tan erótico... --Yo no sé porque dicen que es "sensual" si es claramente "erótico". --Bueno, hay una diferencia entre erotismo y pornografía. La sonda láser dirá, al fin, si debajo de la cara de esta sirena de pechos firmes que se da contra el muro con vértigo de acuario está (o no) otra: la de la explosiva uruguaya Blanca Luz Brum. Pero por ahora, "Ejercicio Plástico" es un gigante dormido que transmite más preguntas que respuestas. Hacia 1933 la supuesta figura original del panel frontal del mural y David Alfaro Siqueiros cruzaron de Montevideo a Buenos Aires siguiendo una invitación de Victoria Ocampo. Y el revolucionario que la Revolución Mexicana había expulsado terminó, a falta de muros públicos, experimentando, a pedido de Natalio Botana, junto a un equipo de pintores argentinos y un escenógrafo uruguayo en la concavidad oscura de un sótano bonaerense. Fuera de su contexto original, la puerta de entrada al sótano de la quinta "Los Granados" luce todavía más muda que el silencio. ¿A donde conduce esa abertura que espera reencontrar la forma de su vacío en madera? Por ahora encarna todas las incógnitas a las que, día tras día, un equipo mixto, interdisciplinario, de mexicanos y argentinos se van sobreponiendo. Pero es posible que aún en sus días más chevere, acaso en la fiesta de inauguración con Pablo Neruda y García Lorca entreverados en la cresta del glamour, la sirena que sería Blanca Luz (o no) haya escuchado las mismas palabras acerca de la sensualidad, el erotismo y hasta la pornografía. En tanto, el velo sobre "Ejercicio Plástico", cuyos siete metros de largo se disponen en seis partes, se va corriendo día tras día desde que ingresó a este tinglado confeccionado por expertos de la UTN en el que se mantiene una temperatura fija de 19 grados. Ahora, no menos de veinte personas circulan de una punta a la otra del mural despiezado. Sobre el techo se dispone un puente grúa capaz de levantar las seis toneladas que pueden llegar a pesar los paneles acompañados del armazón de hierro que se usó para desmontar la obra. Algunas partes de "Ejercicio Plástico" cuelgan para que los restauradores consigan trabajar en los ángulos menos accesibles. Frente a una grieta que se extiende atravesando la figura de un tiburón azul (figura ocultada antes por la herrumbre) la mexicana Samara Boreslova-Enríquez es clara: "Aquí no podemos hacer nada. Esta rajadura es original de la pared. No vamos a tocarle nada pues porque así lo pintó Siqueiros y así se queda". Dice y el silencio de diecisiete años--los que "Ejercicio Plástico" pasó en un playón de San Justo-- parece vengado ahora por el ruido industrial que le imprimen los operarios. Cuando dejen el tinglado, a las cinco de la tarde, vendrán contingentes más silenciosos. Un equipo fotográfico; otro de reflectología infrarroja; otro de química. A "Ejercicio Plástico" se lo estudia como si fuera el mismísimo E.T. "El verde sufrió algún proceso jodido y queremos saber porque está tan degradado. Necesitamos estudiar qué pigmento es para saber que pasó; para entender cómo fue pintado", apunta Néstor Barrio, al frente del equipo del Taller Tarea, de la Universidad de San Martín. Del tinglado se llevaron 54 muestras del mural al subsuelo de Tarea, en Barracas. Están atrapadas en tubos de microcentrífuga hasta que Fernando Marte las someta al microscopio electrónico. Cuando concluyan los analísis se conocerá el bio-deterioro de "Ejercicio..." y se determinará uno de sus intríngulis nucleares. "El tema de fondo es saber si usaron piroxilina o pintura al silicato. Este mural tiene mucha literatura y muy poco análisis por detrás", sentencia Barrio. Diana Wechsler, experta argentina en la figuración de entreguerras, viene del archivo Spilimbergo con novedades. Detrás de un boleto de tren Buenos Aires-Don Torcuato (la estación a la que llegaban Spilimbergo, Berni, Castagnino y el escenógrafo uruguayo Lázaro antes de que un sulky los pusiera frente al sótano) el melancólico maestro dejó escrita con lápiz una fórmula: "mezcla: 1.cal hidráulica, 1 cemento, 4 arena". ¿Fue así como sobrevivió "Ejercicio..."? Se verá. La primer semana de limpieza (sencillo: agua destilada y jabón neutro, dale que va) separó "mugre real", barro y tierra. El esplendor artístico del mural ofrece sus primeros destellos. Empezando por la discusión de la idea de mural. Como reclamaba el manifiesto que firmó el Equipo Poligráfico, es "una pintura para un espectador dinámico. Al cadaver académico, al snob objetivista, no le pertenecerá más que en mínima proporción" . Cuando las partes de "Ejercicio..." vuelvan a ensamblarse--el mecanismo es el de un gigantesco rasti-- se verá que esta obra tiene más lazos con los "ambience" (ambientes) de los 60 que con el muro frontal. Un espectador situado en el centro de la superficie (del sótano fuera del sótano) cóncava se vería rodeado de estas figuras que, congeladas en una danza marina, trazan un puente entre los humanoides de Metrópolis (Fritz Lang) y el animé de Osamu Tezuka. "Es pintura después del cine, una pintura que absorbe las tecnologías que entonces eran nuevas", concluye Wechsler ensimismada frente a ese tiburón mecánico azulado que la restauración ha redescubierto. La limpieza trae una lectura más decidida de lo que se ve. "Ejercicio..." se relaciona con las vanguardias de una manera distinta a la que puede detectarse en cada uno de los artistas participantes en ese período. "Cada una de las formas tiene una réplica que representa la vibración del agua pero también las ambiciones plásticas del cinetismo", suma Wechsler. ¿Recuperan el futurismo los del Equipo Poligráfico? "Sí, pero también hay un puente con la gráfica del expresionismo alemán". Conforme se avanza en los paneles es más difícil asegurar rastros de los artistas argentinos en la obra. Acaso los ojos de un atlante pintado en un escorzo (perspectiva) temerario recuerden la línea de Spilimbergo. Lo cierto es que ni siquiera puede reconocerse del todo el estilo de Siqueiros (ni hablar de la figuración política): los cuatro pintores se zambulleron en un estilo híbrido que empieza y termina en esta fantástica experiencia. "Si ellos no hubieran sido cada uno excelentes dibujantes y constructores de composiciones no hubieran podido hacer esto", reflexiona Wechsler. Aún más: en la corta distancia el mural exalta la abstracción geométrica del cuerpo (se nota el uso clínico del compás). ¿No estábamos invitados a la reunión cumbre de la figuración latinoamericana? "Es que no creo que se hayan alejado de la figuración sino que, justamente, la están llevando al extremo, a los lugares más inesperados". Alvaro Abós escribió una biografía del mural sin haberlo visto (como casi todos) nunca. Allí cita una carta que Siqueiros le mandó a Blanca Luz desde Nueva York. "¿Qué sabes de mi fresco en Don Torcuato? Tu sabes que fijé el fresco con silicato Kein, pero el lugar era muy húmedo y tengo curiosidad técnica por saber cómo se ha sostenido (...) Para todas estas cosas el tiempo es un espléndido maestro". Aquí está entonces, detrás de la Casa Rosada, setenta y cinco años después. La dama anfibia que es (o no) Blanca Luz diría que sí, que el fresco aguanto toda clase de tempestad, codicia y perversión. Para siempre.

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