La víctima fue identificada como Carlos Eduardo Báez Sosa, de 28 años, quien había purgado tres condenas en diferentes penales de la provincia de Buenos Aires y residía en la localidad bonaerense de Benavídez, municipio de Tigre.
El cadáver de Báez Sosa fue encontrado ayer bajo un puente que pasa por encima del río Luján, en el kilómetro 59,300 de la ruta 9 (Panamericana).
La autopsia reveló que a Báez Sosa lo mataron de un escopetazo, y se estableció que poco antes de su muerte había estado consumiendo droga con un grupo de personas en la localidad de General Pacheco.
El cuerpo de Báez Sosa fue reconocido por sus familiares, y las autoridades establecieron su identidad a raíz de una pequeña foto que tenía en su poder —no así documentos— que cotejaron con los registros del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Los investigadores estiman que a Báez Sosa lo mataron “por venganza” o bien “por un ajuste de cuentas”, por lo que ahora se tratará de determinar cuáles fueron los últimos movimientos de la víctima antes de su trágico deceso.
El joven fue asesinado en el lugar donde se halló el cadáver, e incluso la justicia cree que lo mataron entre una y dos personas, debido a las huellas encontradas en el lugar.
En principio se había especulado con que el cadáver tenía algún tipo de relación con el cuádruple crimen de Campana, donde fue Rabago (37), y sus hijos Agustín (11) y Milagros (8), por las cercanías del lugar donde se encontraron todos los cuerpos.
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