Lunes 1° de abril, 4.15 de la madrugada en pleno barrio San Alejo, más precisamente sobre la calle Washington, entre Ottawa y Bogotá. Un adolescente de 18 años a bordo de una motocicleta Zanella es sorprendido violentamente por un delincuente, presuntamente de pocos años más, con intenciones de robarle su rodado.
Ante la resistencia, le aplicó una profunda puñalada en el hemotórax izquierdo. Acto seguido, con la víctima en el piso en medio de una profusa hemorragia, escapa corriendo sin llevárselo. Todo fue visto por un ocasional testigo que alertó al 911 y éste a la Comisaría 1ª de Pilar. El chico asaltado salvó su vida sólo por dos cosas: el corte no le afectó la aorta ni el corazón, y por la pericia de los médicos del Hospital Juan Sanguinetti de Pilar.
El hecho se enmarca en una creciente modalidad de "cazadores de motos" que durante febrero y marzo últimos lograron hurtar, arrebatar o robar a mano armada más de 500 motocicletas en el Conurbano bonaerenses. De ellas, según el Ministerio de Seguridad de la provincia, unas 22 por mes corresponden al distrito de Pilar.
El fenómeno se relaciona con las crecientes ventas de motocicletas a bajo costo, principalmente scooters y ciclomotores. Así, en ámbitos superiores de la Policía Bonaerense ya se acepta estar a las puertas de una nueva "industria delictiva". Se roban los rodados para luego reducirlos y finalmente vender sus partes en el mercado negro.
Más denuncias
Según fuentes vinculadas a las compañías de seguros, en los últimos dos meses las denuncias en comisarías bonaerenses por motos robadas superaron el medio millar. Y en lo que hace a nuestro Partido con sus siete seccionales y cinco destacamentos, se reconoce en medios policiales que por mes se registran entre 20 y 22 casos.
Dos agentes de seguros explicaron a El Diario que el fenómeno está relacionado con el alto precio de los automóviles usados. Esto derivó en una gran demanda de vehículos económicos, y las motocicletas comenzaron a venderse masivamente.
Hoy, en cualquier centro de ventas, pueden conseguirse por poco más de 2.000 pesos, y hasta en cómodas cuotas. Ahora bien, resulta que tras ser robadas, muchas son devueltas al mercado por apenas el 20 por ciento de su valor original.
"Les arreglan los papeles y las venden en 200 o 300 pesos. Como casi nadie las controla en la calle, pasan desapercibidas», coincidieron las mismas fuentes. Es que es sumamente fácil para los revendedores, porque las modifican un poco con partes de otras motos y generalmente en escasas horas de cometido el robo, otra persona ya la compró.
Una gran ventaja es que el 90 por ciento no cuenta con rastreo satelital y eso hace imposible ubicarlas, al tiempo que el delincuente no necesita "enfriarla" por más de dos horas para constatar si tiene o no ese dispositivo.
"Escruche o caño"
Casi siempre el delito es cometido por delincuentes jóvenes que se mueven en dúos. Muchos son menores de edad, porque en caso de ser aprehendidos, y no tener antecedentes, pasan pocas horas en la comisaría dada su condición de inimputabilidad, de acuerdo a la apreciación de un comisario de Pilar. Por lo tanto, son los mismos chicos que delincuentes mayores usan para el "escruche" (levante en la vía pública) de autos o vender drogas, con el menor riesgo para todos.
Están los que tienen experiencia en el rubro y evitan el contacto con los dueños de las motos. Buscan hasta encontrar la «presa» que seguramente la estacionó sobre la vereda y hasta con cadena y candado. Uno vigila qué hace la víctima en el comercio, y su cómplice, en escasos minutos, usa herramientas para violentar el candado y arrancarla con un juego de ganzúas.
Cuando es un asalto actúan con armas de fuego o cuchillos, y cuando la víctima se defiende atacan sin dudarlo. En los últimos tiempos, resulta imposible de enumerar la cantidad de personas asesinadas o heridas de gravedad en el marco del robo de motocicletas.
El fenómeno motochorros Las motocicletas ganaron espacio en los casos policiales, y su protagonismo muchas veces está ligado al accionar de los denominados «motochorros», quienes aprovechan sus características (principalmente la velocidad y facilidad para internarse entre los automóviles) para concretar los robos. La modalidad se cruza directamente con el robo de motos, ya que los delincuentes comienzan robando una con el objetivo de contar con ese vehículo para avanzar a un segundo delito. Muy habituales son las salideras bancarias o los arrebatos a mujeres o ancianos. "En los depósitos tenemos algunas motos secuestradas a motochorros; ninguna de ellas les pertenecía a los detenidos. Fueron robadas previamente, para luego salir a concretar otros asaltos, reconoció una alta fuente de la policía de Pilar.
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