A simple vista Manuel Contepomi parece ser un tipo rudo, de pocas palabras y con una postura seria dentro de la cancha, pero su familia y amigos saben que esa es sólo una coraza, porque Manu es sencillo, humilde y familiero, un tipo que disfruta “de las cosas simples de la vida” como él mismo lo confesó. Amante de los deportes, en especial del rugby, el golf y el fútbol y fanático de Independiente, el Melli es, sobre todo, una buena persona y justamente eso es lo que repiten quienes lo conocen.
Nacido un 20 de agosto de 1977 y hermano mellizo de Felipe, Manuel comenzó su relación con el rugby gracias a su padre pero fue en el colegio Cardenal Newman, donde inició sus primeros pasos con la ovalada.
Siempre luchó por alcanzar sus metas, y lo logró. Primero con el debut en Newman y luego consiguiendo su lugar entre los Pumas. Jugar con su hermano fue su mayor satisfacción y lo hizo en tres mundiales: en Gales ’99, Australia 2003 y en aquella despedida mundialista en Francia 2007 con la medalla de Bronce colgada del cuello.
Entre el ’99 y el 2001 una serie de lesiones, seguidas por una suspensión de seis meses, estuvieron a punto de dejarlo fuera de las canchas. Por suerte, estuvieron ahí sus seres queridos para darle fuerzas para seguir adelante, y Manu, fiel a su personalidad, no bajó los brazos y continuó entrenándose y preparándose para volver con todo.
En febrero del 2005 viajó a Inglaterra a jugar en el rugby profesional. Durante tres años estuvo en Europa pero decidió volver a Buenos Aires para jugar su última temporada en el club que lo vio nacer.
El 2008 fue un gran año para el club de Benavidez, y Manuel tuvo mucho que ver. Por primera vez Newman llegó a la final del torneo de la URBA y parecía ser que ese sería el último partido de una de las figuras del bordó. Pero sus amigos y familiares decidieron que su último partido con la 13 de Newman en la espalda sea especial, rodeado de sus seres queridos y en el club de sus amores. Por eso, sin que Manu supiese nada, le organizaron un partido homenaje que lo dejó sorprendido e invadido por la emoción.
¿Te sorprendió esta despedida que te organizaron?
Sí, no lo puedo creer. Estaba en la pileta, comiendo un asado y ahora estar acá un domingo, con toda la gente del club y todos los chicos de otros clubes, es increíble. No tengo palabras para agradecer esto.
Vinieron muchos jugadores de otros clubes, ¿hubo alguno que te sorprendió que estuviera?
No, me sorprendió más que nada por la fecha, un domingo en medio de un fin de semana largo, era más complicado que estén, pero en verdad no me sorprendió porque los conozco bien y por eso están. Yo sé como sienten, son tipos de primera calidad y ojalá yo pueda estar en todas las despedidas que el cuerpo me dé. Espero que se retiren rápido todos ellos porque si pasan varios años no voy a poder jugar. La verdad estoy muy agradecido con todos los jugadores de todos los clubes.
¿Soñabas con esta despedida?
Es que en realidad no soñé con despedidas, para mí mi despedida, y lo sabía desde febrero, era el último partido que Newman jugase en el año. Ese partido fue la final del torneo, que fue inolvidable para mí, eso ya había sido un sueño, por eso esta despedida superó todo lo que podía imaginarme.
¿Qué es lo que más vas a extrañar del rugby?
Sin dudas el ser jugador: entrar a la cancha, el vestuario, entrenar martes y jueves, estar en los asados de los jueves con los jugadores, pero uno va a seguir ligado de alguna manera. Lo que más se va a extrañar y no se puede reemplazar, sin dudas, es estar adentro de la cancha.
La carrera de Manu estuvo rodeada de felicidad, tristezas y por sobre todo mucho trabajo. Si se le pregunta qué significa el rugby en su vida, la respuesta llega de inmediato: “Para mí el rugby fue, es y será un medio formativo como para ser mejor persona y creo que yo me lo tomé así. A mí el rugby me dio todo, mi personalidad, mis amigos, todo... Por eso pienso que es un medio, una forma de vida y creo que va a seguir siendo así”.
El partido del domingo fue la mejor manera de despedir a un grande que dejó todo por la bordó y a quien ya se lo está extrañando.