Nene poseído por demonio milenario habla en arameo. La madre desesperada pide ayuda a la Iglesia

Especialistas religiosos consideran que el chiquito necesita unas 20 horas de exorcismo que, incluso, pondrían en peligro su vida. Aunque oficialmente se argumente que el creciente auge de los exorcismos se relaciona directamente con la gran cantidad de personas que se vuelcan a prácticas religiosas de oscura legitimidad, lo concreto es que hay infinidad de episodios que no pueden ser explicados de esa manera. Es el caso de un nene de 6 años, quien aparentemente está poseído por un “demonio milenario”, circunstancialmente habla en “arameo”, casi no duerme y se ríe en el rostro de determinados sacerdotes que intentan curarlo, en el marco de una dramática situación que “no es atendida como corresponde” por las autoridades de la Iglesia Católica, según expresó la madre del menor. En diálogo con EXPEDIENTES SECRETOS Mariana, la mamá del chico, explicó que “estamos viviendo una pesadilla, y lo peor es que requerimos de la ayuda de la Iglesia, pero existen mecanismos burocráticos que alejan esta posibilidad, por lo que estamos obligados a recurrir a soluciones alternativas, con el peligro que representa para la integridad del nene”. Este caso se suma a una larga lista de personas que, tras la publicación del primer artículo sobre el tema, se comunicaron para solicitar los teléfonos de las parroquias donde se realizaban las curaciones y exorcismos, pero no tuvieron la oportunidad de ser escuchados y atendidos. “En San Isidro, te informan que el padre Morcillo está enfermo, o en retiro espiritual. Me prometieron la atención de un colaborador, pero hasta ahora no me llamaron. Es extraño, mientras en el Vaticano sacerdotes de todo el mundo toman cursos de exorcismo, acá parece que pretenden ignorar los casos”, disparó molesta la mujer. Mariana, quien vive con su familia en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, comentó que “el único que pudo revertir parcialmente el problema fue un sacerdote de Entre Ríos, quien atiende cada tanto en una casa de familia del oeste del conurbano, pero que nos advirtió que mi hijo requiere de una sesión de más de 20 horas, que debe ser ejecutada por especialistas, porque hay serios riesgos de vida para el nene”. La mujer aclaró que “nunca pensé que me iba a encontrar con un problema de estas características, y es realmente duro que un sacerdote te informe sobre la imperiosa necesidad de llevar adelante un exorcismo, sobre todo porque en mi familia no teníamos relación alguna con este tipo de prácticas”. “El sacerdote lo curó parcialmente, hace unos tres meses, y ya en el regreso a mi hogar pude notar cambios inmediatos en el comportamiento de mi hijo, algo que nunca había ocurrido” contó. Acerca del porqué de ese cambio Mariana aclaró: “el padre me dijo que me quedara tranquila, que la situación no tenía que ver con algo nuestro, sino que se trataba de una situación superior”.

No siente el frío

El punto más traumático de la situación es el que sigue: “ “el sacerdote está convencido que el nene tiene algo muy viejo adentro, muy difícil de sacar. Es que el gordo habla en ocasiones en arameo, una lengua milenaria, y fue este padre quien se dio cuenta”, puntualizó desesperada la madre. Al ser consultada sobre el inicio del problema, la mujer relató que “el nene tuvo un desarrollo normal, incluso superior a la media, porque hablaba correctamente y posteriormente adquirió costumbres muy rápido, como vestirse o comer solo, pero luego su personalidad cambió rotundamente, se puso violento, come con las manos, y parece no sentir frío”.

Los cambios

Al comenzar a percibir estos cambios, la familia del menor lo identificó con algún trastorno del tipo patológico. “Comencé a atenderlo en el Hospital Garrahan, donde le diagnosticaron TGD, lo que comúnmente se conoce como trastorno generalizado del desarrollo. Se hizo todo lo posible, con atención multidisciplinaria, pero lamentablemente el problema persistió”, apuntó Mariana. “Ahí comenzamos a consultar otras posibilidades, y lo llevamos a distintas iglesias” -reseñó-. En Avellaneda, donde llegamos por recomendación, nos dijeron claramente que necesitábamos ayuda de profesionales en el exorcismo. De hecho, me recomendaron pedir una audiencia con el Obispo de Buenos Aires, pero es tanta la burocracia que sigo esperando una respuesta. Otro sacerdote que lo vio fue el que atiende en el Hospital Udaondo, pero el nene se le río durante toda la curación”.