Galmarini: "Todo esto es muy loco, todavía no caigo". RIVER: EN UNA OPERACION RELAMPAGO, EL CLUB DE NUÑEZ ACORDO LA COMPRA DEL VOLANTE DE TIGRE, DE 26

Los jugadores de Tigre se levantan de los sillones. Se sienta Martín Galmarini, se corre Néstor Ayala. Nadie quiere salir siendo bolo en esa foto del hombre más buscado de Mar del Plata. Es la previa al entrenamiento de la tarde. Es la maduración de esa noticia confirmada hace una horas. Sin embargo, en el hotel 13 de Julio el volante dice no estar completamente seguro de lo que sucede: "En verdad no lo sé, no te voy a mentir. Lógico que me encantaría jugar en River, pero no puedo pensar ni soñar porque nadie me lo dijo todavía". Los ojos se iluminan, sus compañeros lo observan, lo cargan, se abren para que camine en soledad. Tal vez, sea la última vez. De vez en cuando, Galmarini se suelta, aunque en su discurso genuino no quiere salir de ese libreto entendible. "Todo esto me sorprende, me acabo de levantar de la siesta", dice. En esa habitación que comparte con José San Román y Mariano Pasini cuenta que el tema se trató, pero no en profundidad. La pregunta, claro, era repetida y él insistía en que a esa altura nada estaba definido. Lo único que siempre tuvo claro es que, de entrada nomás, sintió orgullo por el supuesto interés de Diego Simeone en contarlo en el plantel. "Es uno de los mejores entrenadores. Imaginate cómo me puedo sentir. Es tremendo". -¿Te imaginás con esa camiseta? -No me quiero ilusionar, vamos a esperar a que todo se resuelva. Lo que puedo asegurar es que River es el más grande de la Argentina y uno de los más grandes del mundo. De eso no tengo dudas. Los cambios en la carrera de Galmarini fueron progresivos. En cuatro años, pasó de jugar en la B Metropolitana a la Primera, siempre con la misma camiseta. Y ahora, está a punto de cumplir con lo que todo jugador de Ascenso sueña: ir a uno de los grandes. En septiembre de 2004, en cancha de Platense, el equipo en aquel entonces dirigido por Caruso Lombardi, jugaba frente a Laferrere. El Pato iba rumbo al arco de Carlos Eyheramonho y tenía como compañero al Chino Luna. Eso, en definitiva, no se modificó, porque el delantero sigue a su lado, en esta aventura del conjunto de Diego Cagna. -¿Cómo tomás ésto? -Y, ésto desvela a cualquier jugador, es casi una utopía, todo lo que significa River es fuerte. Es el campeón del fútbol argentino. -¿Alguna vez se te cruzó por la cabeza una chance así? -No, ni en los mejores sueños. Nunca. La verdad es que todo esto es muy loco, no caigo, jamás lo pensé. Incluso sabía que había algo para irme a jugar a otro lado, pero al exterior. Cuando el volante cae otra vez a la realidad -a esa que él todavía pretende vivir- cuenta que el plantel de Tigre se armó bien, que tiene buenas expectativas, que llegaron refuerzos como para apuntar a esa primera campaña que hizo el equipo no bien asomó en la Primera y fue subcampeón de Lanús. "Me siento muy cómodo acá, no es que me quiera ir de acá. Lo que pasa que una cosa así, de ser así, te mueve el piso. Sería una oportunidad única. Sobre todo para los que la venimos remando de abajo". El micro sale, a Martín lo esperan. Camina hacia la puerta, confunde la salida. Una sonrisa, y un nuevo intento. La noticia lo sacudió, inevitablemente. El bolso, por si acaso, queda armado. El grupo entiende que son los últimos momentos del Pato en el plantel. Por eso, captan esa imagen, se mueven, lo apartan para no salir en la foto. Son varios de los que jugaban por los viáticos y algo más en la Primera B los que ahora también sienten su pase como una victoria, inolvidable.