UNO PARA CADA EQUIPO

Bassi no vio dos penales.

Una falta que le hicieron a Moralez y una mano de Bastía, ambas dentro del área.

Era obvio que, en cualquier caso, el arbitraje de Gustavo Bassi no iba a poder pasar inadvertido. El escenario se había planteado embarrado con declaraciones cruzadas en la previa. Todas las miradas le iban a apuntar a él. "Esperemos que no haya cosas extrafutbolísticas que compliquen el partido", había apuntado Diego Cagna durante la semana. Juan Manuel Llop respondió: "No sé por qué dijo eso. En todo caso, nosotros somos los que tendríamos que haber dicho eso y sin embargo no hablamos". Más allá de ese duelo, el arbitraje de Bassi fue malo. En un par de jugadas se complicó el partido. Omitió dos claros penales. El primero, a los 18 minutos, Maxi Moralez entró en el área por izquierda y Norberto Paparatto lo cruzó. Era penal para La Academia, pero fue amarilla para Moralez. "Me tocó. Para mí fue. Pero no voy a hablar del árbitro", dijo después Maxi. El segundo fue a los 45. Román Martínez corrió una pelota que se iba afuera, la frenó y tiró el centro. La pelota pegó en Adrián Bastía, quien estaba sobre la línea del área y levantó las manos de modo imprudente. Bassi hizo señas, explicando que la jugada fue casual, pero el línea Adrián Rastelli levantó la bandera. El árbitro sancionó, pero afuera. "Me parece que no nos cobró un claro penal. Influyó en el resultado", se quejó luego Román. A pesar de lo dicho por el volante de Tigre, desde ambos vestuarios bajaron la intensidad. Llop sorprendió: "Para mí tuvo una buena actuación. Son penales que se pueden cobrar o no". Después, desterró la polémica: "Hay que hablar menos de los árbitros y más del juego". Por su parte, Cagna lanzó, escueto: "En la semana hablé, pero hoy no". En la tarde se habló poco de fútbol. Fue malo lo de Bassi. Aunque, también, la queja, a veces, desnuda la propia carencia.