Tigre. Don Torcuato. Cuando los torcuatenses damos que hablar, en este caso Riquelme

En una imaginaria función, es el organizador, el músico y el director. Pensante, pero impulsivo. Es la elegante figura, aunque por momentos, también, el sacrificado luchador. Es el hombre que espiritual y futbolísticamente les marca el camino a sus laderos. Cuestionado, pero sobre todo venerado, es el líder, el latido del equipo auriazul. Juan Román Riquelme ya no sorprende; pero sus pinceladas siguen asombrando en el terreno de juego. El rugido, que nace en el corazón de la popular, se amplifica en la Bombonera y se sucede en cada rincón del barrio, de la patria boquense . Una vez más, como aquellas noches del primer semestre de 2007, cuando Boca conquistó la Copa Libertadores, Román monopolizó el traje de figura para encauzar un desarrollo dificultoso -abajo en el marcador y con un hombre menos-. Dentro de la cancha, el número 10 es capaz de todo. Cuando la mayoría de sus compañeros están apagados, tiene la capacidad para encenderse. Por ello, pese a no estar en sus mejores condiciones atléticas -el último jueves, frente a Atlas, no había tenido una acertada actuación-, Riquelme capitaneó la remontada, que con un poco más de puntería se hubiera convertido en la victoria xeneize. Habló mucho, ordenó a sus compañeros -especialmente a los más jóvenes- y hasta se arrojó al césped para recuperar un balón. La perla de la tarde fue su gol, el del empate, a los 9 minutos del segundo tiempo: refugió la pelota bajo la suela, ingenió una vertiginosa pared con Mauro Boselli y venció al movedizo Fabián Assmann con un toque de derecha y mucha categoría. Deportivamente, en la intimidad del grupo, JR es un indiscutido. A algunos no les agradarán ciertos caprichos de divo, pero con la pelota en sus pies Riquelme logra la unidad. Ayer, el atacante Rodrigo Palacio apuntó al muchacho nacido en Don Torcuato como el más destacado del clásico frente a Independiente: "Pienso que Riquelme fue la figura del partido, fue el más importante, el hombre que nos hizo empatar el encuentro. ¿El gol que hizo? Fue un golazo... A nosotros ya nos tiene acostumbrados a esas jugadas rápidas y precisas. Todos nos sacrificamos por el equipo, pero pienso que Román jugó un partidazo". El entrenador boquense, Carlos Ischia, también endulzó los oídos de Román: "No descubro nada diciéndolo, pero es un jugador importantísimo para Boca. Tiene mucha influencia en el juego del equipo. Creo que hoy (por ayer) pudo haber anotado algún gol más, pero la faltó el último toque. Además, asistió a sus compañeros y supo ser una suerte de ayuda para ellos". Es, junto con Martín Palermo, el hombre más influyente del vestuario de Boca. Su palabra pesa, y demasiado..., igual o más que la del calvo DT. Es el hombre mejor pago del fútbol local, pero al no tener que demostrar todo en solamente seis meses -como debió hacerlo el año último, a préstamo de Villarreal- parece proyectar su maestría a largo plazo. Así, puede atravesar 45 minutos sin tocar la pelota, para luego aparecer y quemar todos los cartuchos en el segundo período. El N° 10 sabe que en el exigente club de la Ribera sólo sirve el triunfo. Ello no lo estorba, todo lo contrario: asume la responsabilidad, entendiendo que el rol protagónico debe recaer estrictamente en sus hombros y que Ischia, sus compañeros, las autoridades y los hinchas confían ampliamente en sus aptitudes. Extrañamente, ayer, tras el partido, Román se retiró en silencio de la Bombonera, cuando es habitual oír su análisis luego de cada desafío en ese escenario. Quizá, luego del desgaste realizado, ya no le quedaba aliento. De todos modos, no hizo falta escucharlo; su fútbol ya había hablado por sí solo en un partido que a Boca se le había presentado espinoso desde el arranque. Una vez más, Riquelme derrochó talento, exhibió actitud y resultó un ejemplo de contagio para sus compañeros.

• Ischia, orgulloso con la actitud de sus dirigidos El DT de Boca, Carlos Ischia, ponderó la personalidad de su equipo para reponerse de un gol y una expulsión en contra: "La verdad es que siento un orgullo bárbaro, porque a pesar de las contingencias el equipo se repuso rápido e hizo un muy buen partido. Boca fue muy superior al rival en el juego, en situaciones de gol..., pienso que mereció ganar", dijo el entrenador.