Ciudad de creación, de talleres artísticos y de colectivos míticos como los surrealistas, París tiene el poder de atraer a los artistas en búsqueda creativa, y los argentinos no son una excepción.
Con obras que viajaron de Francia a la Argentina, la muestra "París-Tigre en colectivo" en el Museo de Arte Tigre es una colección de obras de 32 artistas argentinos residentes en París que recuerdan sus raíces argentinas, a los que se unieron cuatro invitados especiales, convocados por la directora del museo, Diana Saiegh.
El grupo El Colectivo, que participa de la muestra, reúne a artistas de varias disciplinas, que comenzaron su aventura en 2004, en París. En estos años expusieron juntos en lugares como la Casa Argentina de París o en la galería de la embajada del país en Francia.
Hace unos diez años, como directora de la Casa Argentina en París, Saiegh empezó a convocar a los artistas radicados al exterior: "En el imaginario argentino, los artistas en París toman champagne y la vida es un sueño, pero en realidad es una situación complicada. Ahí no son nadie porque son argentinos y en la Argentina no son nadie porque se fueron", explicó la directora al presentar la muestra en montaje.
Entre las obras expuestas, que se pueden visitar hasta el 3 de marzo, se encuentran producciones de Antonio Seguí, Julio Le Parc, Mario Gurfein y Haby Bonomo, además de cuatro artistas de otras nacionalidades
La obra de Bettina Pell, por ejemplo, simboliza la doble inspiración del artista expatriado: el Río de la Plata interactúa con el París romántico del Sena. El público se puede acercar a la obra y observar los dos niveles, "una pintura del río argentino con un barniz de París", explicó la artista.
Aunque nació en la Patagonia, Jack Vanarsky está considerado parte del mundo del arte francés a tal nivel que fue elegido para representar a Francia en la Exposición Universal de Sevilla en 1992. El artista, que vive en París desde hace 40 años, vino a armar él mismo su escultura sobre el muro del museo. Inspirada por el bastón de Borges, la obra es un homenaje a la mente poética del escritor argentino.
Ricardo Mosner, curador que no quiere ser llamado así, contó que el grupo aparece como una respuesta a la soledad del taller del artista. Fernando Maza, F. X. González y Alberto Bali se convirtieron, por ejemplo, en grandes amigos. "Intercambian obras y su arte se nutre de las ideas comunes e individuales que comparten", explicó Saiegh.
Con el auspicio de la embajada francesa en la Argentina, y de la argentina en Francia, el país recupera por un tiempo sus preciosos artistas.