–Cuando la Presidenta lo convocó para ofrecerle el cargo hablaron más de una hora. ¿Qué le dijo en esa charla?
–Me hizo una descripción de lo que ella creía que eran mis cualidades personales para ejercer esta tarea, me planteó cuáles eran sus prioridades en la agenda de gobierno y después me dijo que le gustaría que yo fuera su jefe de Gabinete. Y que asumía al otro día a las 6 de la tarde.
–¿Qué le aporta para el cargo haber sido director de la Anses e intendente de Tigre?
–Cada cargo ayuda a darte una visión más integral. El intendente es el primer mostrador de la democracia. Permite detectar la problemática cotidiana en el mano a mano con la gente. Por eso son tan importantes los intendentes para diagnosticar cómo van fluctuando las demandas de la gente y hacer la agenda. La experiencia de la Anses me permite tener una visión macro del Estado, porque tuve la responsabilidad de administrar casi el 50 por ciento del presupuesto nacional.
–¿Empieza una nueva etapa en el Gobierno?
–No me gusta poner adjetivos, porque no describen situaciones. Creo que hubo un jefe de Gabinete que fue muy bueno, muy importante, que ha hecho una tarea enorme. Y que concluyó una etapa de trabajo de él y empieza una etapa de trabajo mío.
–¿Su incorporación es el primer eslabón de una posible serie de cambios en el gabinete?
–Todos los que estamos en el Gobierno somos colaboradores de la Presidenta. El Poder Ejecutivo es unipersonal, por lo tanto quien pone y saca colaboradores no es un colaborador desde los medios. Uno sí puede aportar en la intimidad, en la charla sincera, al lado de la Presidenta, lo que uno cree que es mejor o peor para el Gobierno.
–Pero su rol quizá también implique tener una opinión preponderante.
–Yo tengo mucho que aprender, tengo que trabajar en conjunto. En todo caso por la cotidianidad del trato con la Presidenta pueda verter algunas opiniones.
–Y en el caso concreto del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, ¿le parece que se debe ir?
–Esas cosas uno las tiene que charlar en el lugar que las tiene que charlar.
–¿Cree que hay que hacer cambios en el Indec?
–No hemos hablado de eso con la Presidenta. Lo que creo es que hay que trabajar para sostener las instituciones en las que la gente confía y trabajar más aún para mejorar donde hay desconfianza y revertir esa situación.
–Después del rechazo del Senado...
–Es el resultado de una votación y nada más. Nosotros tenemos que seguir gobernando para todos los argentinos.
–La pregunta apuntaba a que el rechazo de las retenciones móviles en un punto es el voto contra las políticas redistributivas del Gobierno. ¿Esas políticas van a continuar?
–La mejor redistribución del ingreso es la política central del Gobierno y se va a seguir profundizando. Yo siempre pongo de ejemplo a la población adulta mayor, porque la moratoria significó que un millón y medio de personas saliera de la indigencia.
–¿Cuál es el saldo que le deja el conflicto con las entidades agropecuarias?
–Indudablemente que el saldo no es positivo. Lo más importante es el aprendizaje.
–¿Y qué se puede sacar como aprendizaje de ese conflicto?
–Muchas cosas. Por ejemplo que, para adelante, en la articulación con los sectores económicos, es muy importante el rol de los gobernadores. En ese sentido, un salto que tenemos que dar es que ellos tengan un fuerte rol en lo que son las demandas económicas de las diferentes regiones y en lo que son las políticas de mejoramiento en términos de inversión.
–¿Una de sus tareas será la de restablecer algunos vínculos políticos dañados luego del conflicto por las retenciones móviles?
–Mi idea es articular con todos. Con los gobernadores, con los legisladores. La Presidenta me pidió que articulemos con cada gobernador, con cada intendente y con cada ministerio para que las políticas que el Gobierno tiene en marcha lleguen a cada ciudadano.
–Algunos gobernadores como Das Neves y Gioja hablaron de una necesidad de mayor diálogo.
–Las declaraciones que leí de ellos fueron para saludarme. Con Gioja y Das Neves, como con Scioli y Balestrini, soy amigo personal. Y con los que no conozco tanto, como Fabiana Ríos o Hermes Binner, quiero empezar a construir una relación.
–¿Qué opina de los senadores y diputados del oficialismo que no acompañaron el proyecto sobre las retenciones móviles?
–Eso queda en la conciencia de cada uno.
–¿Y sobre el voto de Julio Cobos?
–Cobos es el vicepresidente, tiene un rol institucional que cumplir y nosotros somos muy respetuosos de las cuestiones institucionales.
–¿Usted dijo que el voto de Cobos había sido valiente?
–Sí, lo dije. Dije que actuar de acuerdo con las convicciones es valiente y que si esas fueron sus convicciones había sido valiente.
–¿Se siente lejos de quienes lo califican como traidor?
–No me corresponde ponerle adjetivos calificativos.
–A partir del conflicto agropecuario, en el peronismo se abrió un polo por afuera del kirchnerismo. ¿Se va a tratar de incluir a esos peronistas o quedarán como una línea interna opositora?
–La Presidenta es peronista, que obviamente tiene una visión más amplia. Nosotros tenemos que trabajar para que todos sientan que este es el gobierno de todos.
–¿Eso incluye a Luis Barrionuevo y los gremios que le responden?
–Más allá de que hay un grupo de gremios que se escindió de la conducción de la CGT, la mayoría de los gremios está en la CGT. Y todos los gremios de la CGT, como los de la CTA, tienen una articulación institucional con el Ministerio de Trabajo.
–¿Mantiene contacto con Duhalde?
–No, pero le tengo respeto. Sé que fue muy elogioso con mi designación. A mí Duhalde me dio una oportunidad. Y en la vida hay que ser agradecido, porque si uno es ingrato, genera desconfianza. Si yo no tuviera una gratitud con el gesto que tuvo Duhalde conmigo, Kirchner o la Presidenta tendrían que desconfiar.
–¿Lo llamó para felicitarlo?
–No me llamó directamente, pero habló con el padre de mi mujer y le transmitió su felicitación.
–Hablando de su suegro, Fernando Galmarini, qué semana para él: el hijo pasó a River y el yerno es jefe de Gabinete.
–Y ninguna de las dos cosas las festejó. Porque él políticamente está en otro lado y es hincha de Boca (risas).
–Hay un sector de la clase media especialmente crítico del Gobierno. ¿Hay posibilidades de recuperar esos votantes para las elecciones de 2009?
–Las elecciones son importantes porque validan una acción de gobierno, pero lo más importante es gobernar haciendo las que cosas de las que uno está convencido. No se puede hacer un cambio estético vinculado a convencer al electorado.
–Se habla mucho de retomar la iniciativa política. ¿La suba del mínimo no imponible para el impuesto a las Ganancias o la movilidad de las jubilaciones están en la agenda inmediata del Gobierno?
–El Gobierno trabaja con dos agendas. Una la que tiene que ver con políticas de fondo, con el crecimiento, el superávit fiscal o la mejora en la distribución del ingreso, todo esto que viene sucediendo hace cinco años. Y trabaja también con una nueva agenda que tiene que ver con las nuevas demandas de la sociedad. Hace cinco años los argentinos pedían tener trabajo, hoy discuten salarios y condiciones de trabajo. Hace cinco años la Argentina se debatía por no tener instituciones, hoy lo que se exige en mayor calidad institucional. Y así con muchos temas. Cada etapa que vive un país va marcando los nuevos desafíos. Hay temas que están en la agenda de la sociedad, que los medios a veces reflejan y a veces no, y otros que encara per se el Gobierno. Hay que armar esa gran agenda aprovechando la oportunidad histórica del Bicentenario.
–¿Percibe un cambio de clima en la sociedad?
–No me gusta plantear situaciones drásticas. Hay que seguir adelante con la tarea de gobernar, pero contándole al máximo a la gente lo que estamos haciendo. Es una de las cosas que más tenemos que trabajar. Que la gente sepa lo que estamos haciendo.
–¿Va a continuar con el mismo impulso el cambio de la Ley de Radiodifusión?
–Todavía no hablé de ese tema con la Presidenta.