Habló Diego Castaño. Una recorrida por su vida como futbolista. Sus comienzos en Bragado y sus años en Lincoln. Este presente que lo encuentra como emblema del equipo subcampeón del fútbol argentino.
¡Qué jugador el Negro Castaño! Dígame cuantas veces escuchó esta exclamación, desde hace casi cuatro años, en la tribuna, en la charla con los amigos, en cualquier lugar de la zona norte. Y es la frase que lo pinta como jugador. El histórico y casi imprescindible número cinco. De esos que ya no existen, que son una especie extinguida. Se me ocurre pensar que para los más veteranos es la vuelta de Néstor “Pipo” Rosi, para otros Antonio Ubaldo Rattín, para mis contemporáneos el mejor Checho Batista o Claudio Marangoni y para los más jóvenes Fernando Redondo. Pero no señores es Diego Rafael Castaño, el 5 de Tigre desde el 7 de agosto de 2004, cuando debutó frente a Flandria en un partido que ganó Tigre 2 a 0. Pero cuente usted su historia Diego.
“Comencé jugando en Bragado, donde nací, en los campeonatos regionales, locales. Después me fui a 9 de julio jugando también esos campeonatos y ya después me instalé en Lincoln y estuve 3 años donde viví momentos bárbaros jugando en Rivadavia”.
- ¿Imagino lo que significó para vos el cambio de Lincoln a vivir en Buenos Aires?
“Para alguien cómo yo que había vivido toda su vida en el campo, llegar a Buenos Aires era encontrarse con algo totalmente desconocido, no sabes con lo que te vas a encontrar, pero hay una cosa que es muy clara: si queres progresar en esto, tenes que venir si o si a Buenos Aires. Acá es el lugar donde parece que está todo”.
Pero ya venía acostumbrado a tener que lucharla, porque la dureza de los campeonatos del Torneo Argentino así lo pide: “Siempre fueron bravos los campeonatos del interior, totalmente distinto a los torneos de la B o del Nacional, y ni hablar de la Primera. Allá es muy difícil jugar de visitante, no sólo por la gente sino que los árbitros son muy localistas, no tenés chance de protestar y existe la posibilidad de que siempre pierdas. Quizás desde acá esté la sensación de un torneo distinto, pero te puedo asegurar que es durísimo, te encontrás con cada cancha que lamentablemente la pasas muy mal. Pero no estoy para nada arrepentido de haber jugado esos campeonatos, de haber recorrido esas canchas, me fue bien, me fue mal, pero me sirvió de mucho para mi carrera”.
- ¿Estabas totalmente decidido a venir a Buenos Aires?
“No, lo dudé muchísimo. Nunca me había imaginado que iba a venir a Buenos Aires a jugar al fútbol y, por la manera en que se dieron las cosas, no estoy para nada arrepentido de la decisión que tomé, pensando en este presente que estamos viviendo”.
Pero no solamente era fútbol la vida de Diego Castaño allá en su Bragado natal. El fútbol regional, en muchos casos es casi amateur, así que para pagar la olla el fútbol sólo no alcanzaba, y quizás por eso la fortaleza de este morocho que parece tallado en piedra…
“En Bragado no podía pensar en vivir del fútbol y la realidad recomendaba que había que trabajar de otra cosa para vivir. Y fue así que, mientras jugaba, trabajaba en el campo, hacía de todo, siempre relacionado con la tierra, las semillas. Me siento muy orgulloso de haber trabajado la tierra, te fortifica y nunca te olvidas”.
- ¿Te imaginabas, allá en Bragado, este presente?
“La verdad que no, pero sí estaba seguro que si quería lograr algo en el fútbol le tenía que poner todas las ganas y mucho sacrificio, sabía que era la única manera de poder lograr algo. Es lo que nos esta pasando a todos los jugadores de este equipo, hace tres años que venimos consiguiendo cosas importantes, y todo lo logramos con mucho esfuerzo y sacrificio”.
Pero con el pase a Lincoln las cosas comenzaron a cambiar. Hasta cambiaron su posición en el campo de juego: “Cuando llegué a Lincoln jugaba de líbero, tenía 23 años pero por circunstancias del equipo el técnico me puso de 5 y ahí quedé clavado y las cosas comenzaron a cambiar, había más posibilidades económicas, medianamente podía empezar a vivir del fútbol. Allí por suerte se trabaja bien y hay otras posibilidades para el jugador. En el club Rivadavia se hacen muy bien las cosas y me crucé con un hombre que fue muy importante en mi carrera, Juan Carlos Pires, al que le debo muchísimo porque me ayudó en todo”.
Las cosas comienzan a generar otras expectativas y la idea de tomar al fútbol como medio de vida van tomando forma de un inminente viaje a Buenos Aires, tras un breve paso por All Boys, llegó a Victoria para quedarse en el corazón y la memoria del hincha.
- Cuando llegaste a Tigre, y en la situación que estaba, ¿era impensado este presente?
“Te va a parecer mentira lo que digo, pero cuando se empezó a formar este plantel y con esta base de jugadores, sabiendo lo que se brindan cada uno de los muchachos, las ganas y la humildad que tenemos te dejaban pensar que todo esto que estamos logrando de 3 años a esta parte, era posible. Venimos haciendo historia campeonato tras campeonato y nunca tenemos metas a largo plazo, tratamos de ir viviendo y disfrutando cada logro día a día. Fijate que estamos a 2 puntos de olvidarnos del descenso cuando todavía resta más de medio campeonato por jugar y no queremos pensar ni en las copas ni en nada que no sea olvidarnos de la promoción. Una vez que consigamos eso, hablamos de todo lo demás”.
- ¿Esto de vivir día a día tiene que ver también con tu futuro?
“Sí, por supuesto. Las metas que tengo siempre son a corto plazo, si llega una propuesta que le conviene al club y a mí la evaluaremos, pero acá todo depende de los dirigentes, porque si tienen la intención de retenerme yo me quedaría de muy buena gana, porque quiero seguir apostando a Tigre, y porque este club me ha dado muchas cosas y estoy muy cómodo acá”.
Se nota que está muy cómodo, no sólo en el club sino también en su vida diaria. Vive en San Fernando y siente el cariño de los hinchas a cada paso: “Es muy lindo sentir el afecto de la gente, lo siento permanentemente. Lo mismo pasa con el resto de los muchachos, cuando estamos en la concentración y salimos a caminar un rato todo el mundo nos saluda, nos pregunta cosas y es una manera de que te reconozca lo que hacés, y esa es una de las satisfacciones más lindas”.
Pero el Flaco es reacio a las luces de la televisión y su juego es su interlocutor…
“Es difícil mantenerse al margen de todo lo que periodísticamente rodea al fútbol de Primera, pero no me siento cómodo haciendo notas para la televisión. Mucha gente me toma por huraño, pero la verdad que es mi manera de ser, y quizás tenga mucho que ver con mi vida en el campo. Muchos de mis compañeros me dicen que vaya a los programas de televisión que me llaman, pero todo eso lo dejo pasar de largo, no me gustan las cámaras, aunque dicen que ayuda mucho, pero yo hablo adentro de la cancha como lo hace todo el equipo”.
Da la sensación de una tranquilidad increíble este equipo, la misma que muestra Castaño en sus palabras y en su juego. Desde la tribuna el hincha tiene siempre la sensación que el gol va a llegar, que un gol abajo se remonta, que nunca un partido está perdido hasta que no termina con el pitazo del juez: “Salimos a jugar igual en cualquier cancha y contra cualquier rival, más allá de lo que genera en la gente jugar contra River, Boca o San Lorenzo, para nosotros es lo mismo y eso se da por la tranquilidad que tenemos y la confianza que baja desde el cuerpo técnico. Demostramos, a lo largo del campeonato anterior y en lo que va de este, que no variamos el juego según quien tengamos enfrente, podemos jugar bien o mal, pero nunca renunciamos a nuestro juego, y creo que eso nos hace fuertes”.
Las palabras salen de su boca con la misma firmeza que muestra en la mitad de la cancha, esa firmeza que lo ha transformado en emblema de este equipo que dejó de ser la sorpresa para transformarse en animador del fútbol argentino. Es ese jugador formado en los duros campeonatos regionales, donde el coraje es fundamental. Ese que no se olvida de sus comienzos teniendo como espejo a Fernando Redondo. “Sería bueno que se fijen más en el fútbol del interior porque hay muy buenos jugadores, ya ves que en Tigre tenés dos fenómenos cómo Guille Suárez y Martín Morel”.
Tiene la simpleza del hombre de tierra adentro. La perseverancia del que está acostumbrado a luchar sabiendo de las dificultades que no le hacen mella.
Es Diego Rafael Castaño, el 5 de Tigre.
INFORME, Santiago Bianco
FUENTE: http://todotigre.blogspot.com/2008/04/el-5-de-tigre.html