Emiliano Lorusso nació en junio de 1990 en Don Torcuato, y cursó sus estudios primarios y secundarios en el Instituto José M. Estrada de esa localidad tigrense.
En 2004, se puso en marcha en el Instituto el proyecto extraprogramático y optativo del Taller de Fútbol de Robots, en el que se inscribieron muchísimos alumnos, entre ellos Emiliano. “Gracias al desafío del taller y a lo aprendido en él –que fue muy interesante y no resultó tan complicado como parecía al principio- hoy estudio Ingeniería en Sistemas en la Universidad de Morón, teniendo claro de qué se trata la programación, y estoy a cargo del equipo de fútbol robótico de la Universidad” dice Emiliano.
El Proyecto MukenioSot de Fútbol de Robots se basa en inteligencia artificial. Cada equipo está integrado por 5 robots que pueden rotarse en sus posiciones de juego. Cada participante del proyecto desarrolla un equipo propio, obteniendo el equipo de Emiliano el segundo puesto en un torneo interno disputado en diciembre de ese año.
Emiliano -que ya se perfilaba como una promesa de la programación- desarrolló un sistema de navegación diferencial, reconocido como el más rápido del Campeonato Argentino de Fútbol de Robots (CAFR), y que posteriormente fue aplicado en el equipo MukenioSot. Además, presentó una monografía sobre software educativo para escuela secundaria, que requirió el desarrollo de cuatro programas diferentes: uno sobre educación vial, uno para la enseñanza de mecanografía, otro para realizar gráficas de funciones matemáticas, y el último, un simulador de gravedad.
“Por medio del colegio Estrada, nos contactamos con el intendente Massa y organizamos una charla con él, donde le explicamos nuestro proyecto. Gracias a eso, el municipio nos brindó un subsidio de $ 9000 con el que pudimos viajar al Mundial de Fútbol de Robots de la FIRA que se disputó en China en agosto de 2008.”
Emiliano fue el elegido del equipo para representar al país. Después de dos días de viaje, llegó a China con grandes expectativas, con el orgullo del subcampeonato argentino.
“Además que no fue fácil comunicarse en China, llegué a la ciudad de Quingdao a las 11 de la noche, y la gente de la organización del mundial me ayudó a conseguir hospedaje, ya que no tenía nada reservado. Pero el haber podido viajar y competir fue una experiencia única y muy valiosa para el desarrollo futuro.” finaliza diciendo.
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