Algunos lugares de la autopista más extensa del país se repiten una y otra vez como escenario de graves accidentes
La autopista Panamericana parece convertirse los fines de semana en la ruta de la tragedia. Es que, a pesar de las buenas condiciones en la que está, la autovía es el lugar donde se concentra el mayor número de accidentes durante las noches de los viernes y los sábados. De hecho, su buena señalización, iluminación y su perfecto estado se convierte para los jóvenes en una invitación para pisar el acelerador.
La imprudencia de los conductores se suma al escaso control de alcoholemia y de velocidad que existe en la Panamericana y sus accesos.
En este contexto, sin dudas, uno de los puntos más riesgosos es el empalme entre ésta y la General Paz. Muchas veces, algunos camiones se cruzan peligrosamente y en las curvas cerradas obligan a redoblar la atención y reducir la velocidad.
El Puente Bancalari, ubicado a la altura del kilómetro 24, por su inclinación, hace que los conductores pierdan visibilidad y se "encuentren" con otros vehículos que están circulando a menor velocidad o directamente, detenidos.
También suele haber accidente en la bifurcación de los ramales Pilar/Campana, en donde los conductores no avisan con la suficiente antelación que van a desviarse y esto genera accidentes.
Asimismo, los peajes troncales son un escenario frecuente para los accidentes, ya que algunos autos no saben hacia qué casilla de pagos digirirse o advierten a último momento que no tienen PASE y se cruzan de carril.
La Panamericana, la autovía más larga de la Argentina, tiene una extensión de 120 kilómetros de largo y tres ramales: el troncal, Autopistas del Sol, la empresa concesionaria, cuenta con dos radares que resultan escasos para detectar excesos de velocidad. Además existen solo dos controles de alcoholemia.
El 46% de los accidentes viales graves son protagonizados por jóvenes menores de 30 años.
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