El comienzo de clases deparó una sorpresa en la zona norte del conurbano bonaerense: no sólo se levanta una nueva –y precaria- escuela en la fisonomía de la tranquila localidad de Don Torcuato sino que, además, lleva el nombre de un pibe chorro muerto por la policía bonaerense.
Todo es nuevo en el barrio Gutiérrez. El mástil, la bandera, los alumnos, la directora y el aula son el último sueño de Sabina Sotelo, la madre de Víctor Manuel “El Frente” Vital, un pibe al que su grito de “No disparen, nos entregamos” no lo salvó de la balacera policial que lo mató.
“El Frente”, a partir de su muerte, comenzó a ser santificado por sus compañeros de andanzas de San Fernando, aquella localidad que sus padres cambiaron por Don Torcuato cuando lograron cobrar una indemnización laboral.
Luego del asesinato de su hijo, Sotelo dedicó sus esfuerzos a evitar que los jóvenes caigan en el “círculo fatal que comienza en la calle, sigue en la droga, el delito y el gatillo fácil”, indica el diario Crítica en su dirección web y que reapareciera recientemente de la mano de Jorge Lanata.
“Desatemos los nudos de la vida”, dijo al respecto Sotelo cuando inauguró las clases de la escuela para adultos 704 del barrio Gutiérrez, y antes de relatar sus vanos esfuerzos por tratar de educar “con lo mejor” a un chico que finalmente tomaría un camino distinto.
Mientras ella cocinaba en las
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