En Nordelta, un nuevo plan busca enfrentar la superpoblación de carpinchos con métodos que van desde vacunas anticonceptivas hasta el traslado de familias enteras al Delta del Paraná. ¿La intención? Reducir conflictos urbanos. ¿La sospecha? Ganar puntos en la interna política.
El aumento del 114% en la población de carpinchos causó 45 muertes por atropellos solo en el primer semestre del año. El problema existe, sí. Pero ¿es esta la solución?
Organizaciones como Carpinchos de Nordelta lo ven como un desarraigo disfrazado de gestión ambiental. Denuncian que los traslados pueden alterar ecosistemas ya frágiles y que aplicar anticonceptivos a una especie silvestre abre un debate ético que aún no fue saldado.
Urbanizar el hábitat natural de los carpinchos fue una decisión humana. Ahora toca hacernos responsables sin convertir a estos animales indefensos en víctimas del real estate, como ya pasó en Punta Querandí.
¿Qué opinás vos? ¿Gestión o destierro?
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