La concejal de Tigre es defensora del mandato ciudadano como principio irrenunciable: una banca que represente valores, y no ambiciones personales
En tiempos de cambios vertiginosos y realineamientos políticos, la concejal de Tigre por el PRO, Vanina Pignata, se ha convertido en un símbolo de integridad institucional. Ante la fragmentación del bloque de Juntos en el Concejo Deliberante —iniciada por la salida de Fito Leber y continuada por la decisión de Segundo Cernadas de migrar hacia La Libertad Avanza— Pignata optó por no seguir la corriente y mantenerse firme en su pertenencia al PRO, respetando así el mandato que los vecinos depositaron en ella.
"El vecino vota una idea política, no una persona que luego decide negociarla", afirma Pignata con convicción. Su postura se fundamenta en una ética clara: respetar el voto ciudadano como mandato moral, no como oportunidad de conveniencia. Su banca no es propiedad personal, sino una herramienta de representación que debe responder al proyecto político elegido por el electorado.
La concejal propone incluso que se legisle la imposibilidad de cambiar de partido político durante el mandato sin renunciar previamente a la banca obtenida. "Las bancas son de los vecinos, no de los legisladores", sostiene, sugiriendo así una reforma que preserve la fidelidad institucional.
Desde su experiencia en el ámbito social, Pignata ha orientado sus esfuerzos hacia las problemáticas de la vulnerabilidad, especialmente aquellas vinculadas a personas en situación de calle, discapacidad y educación. Reconoce que estos desafíos requieren políticas equitativas y espacios de refugio municipal para los más necesitados, con un enfoque integral que también aborde el consumo problemático.
Su coherencia política ha generado respaldo de pares incluso fuera de su espacio, revelando que la integridad sigue siendo valorada en un sistema que muchas veces la pone a prueba. "Recibí mensajes de otros legisladores que no conocía, valorando que simplemente respeté el voto del vecino", cuenta.
Vanina Pignata representa la posibilidad de hacer política desde la coherencia, el respeto al mandato ciudadano y la sensibilidad social. Su permanencia en el PRO no solo es una decisión partidaria: es un acto de defensa del principio democrático en su forma más pura. En un escenario donde los cambios de camiseta abundan, su banca permanece como testimonio del valor moral que debería regir todo ejercicio legislativo.
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