Tigre se complicó solo

Tigre empató un partido increíble ante Arsenal de Sarandí. Lo perdía, lo dio vuelta y a 5 del final llegó la igualdad del visitante, que a esa altura jugaba con diez. Una tarde con todos los condimentos en Victoria con un desenlace inesperado.
Sin estallar en elogios incómodos para el equipo, se puede decir que éste conjunto, que está formando Arruabarrena, tiene atributos para despertar la ilusión de todos, hasta al hincha mas escéptico de Tigre podría reconocerlo. Un once que ya sale de memoria, que no escatima esfuerzos para plantear partidos de igual a igual ante cualquier rival y un toque de calidad que por momentos llena los ojos.
Así llegó el Matador a su encuentro frente a un contrincante directo en los promedios del bajo fondo de la Primera División, como es Arsenal de Sarandí.
El partido no pudo haber comenzado mejor para Tigre que ya a los 4 minutos tenía un penal a favor y la inmejorable oportunidad de encontrar la tranquilidad en el marcador desde temprano. Sin embargo el Chino Luna le entró débil a la redonda que justo encontró el manotazo de Campestrini para desviar el remate.

Tigre no dudó en seguir atacando para buscar la apertura del resultado mas allá de la posibilidad clara pero trunca del penal, todas eran para el local hasta que llegó el contragolpe que puso en ventaja a Arsenal que no había hecho casi nada para merecerlo. Corrían 32 minutos de la primera parte cuando el delantero visitante, Emilio Zelaya, eludió la salida de Javi García y definió cruzado para poner el 0-1 para los del Viaducto.
En el comienzo del segundo tiempo, el Matador encontró la segunda posibilidad de marcar con otro penal, esta vez ejecutado por Diego Morales. Cachete definió de derecha ubicando la pelota en el lado opuesto hacia donde se dirigía Campestrini.
A los 7 del segundo, el 1 a 1 componía una forma más relativa a lo que el partido mostraba, un Tigre en busca de algo superior a un empate y un Arsenal refugiado en la retaguardia.
A los 15 del complemento llegó lo que todos esperábamos y ya era menester. El desahogo irrumpió de la mano de Mariano Echeverría, a esta altura un goleador más del equipo del Vasco, que capturó una pelota al borde del área grande, después de un corner fallido, y lanzó un disparo cruzado que se coló en el ángulo inferior izquierdo del arco de Arsenal.
Hasta ahí, con el 2-1, la justicia se hacía presente por un rato en Victoria dándole el premio máximo al equipo siempre buscó ser superior a su rival. Tras cartón, el visitante entró en una confrontación con el juez, Diego Abal, que terminó con el arquero Campestrini expulsado y con su técnico, Gustavo Alfaro, enfurecido con el árbitro quien le indicó el camino de las duchas inmediatamente. Este marco favorecía al Club Atlético Tigre que ya tenía el resultado a su favor y a su rival con inferioridad numérica.
Se sabe también que en el fútbol la justicia de vez en cuando tiene su fallo dividido y que castiga con dureza los errores que un implicado comente sin mediar explicaciones. Esos errores dejaron a Tigre sin la posibilidad de cantar victoria por tercera vez consecutiva, tras sufrir el empate de Arsenal, a través del cabezazo de Guillermo Burdisso, cuando faltaban tan solo 5 minutos para que caiga el telón en el Dellagiovanna.
Es necesario tomar como positiva la experiencia que dejan estos golpes; que estos errores comprensibles tras un trámite dominado dejen un aprendizaje rápido y certero, para que los protagonistas puedan contar con la experiencia necesaria y así saber resolver contratiempos durante otras batallas. Lo importante es que en 4 días habrá revancha para volver a demostrar que este equipo es de Primera.