SAN MARTIN (SJ) 1 - TIGRE 2. Promocionó

El equipo sanjuanino volvió a perder y, aunque gane todo lo que queda, como mínimo jugará la Promoción. Clima hot. Agitó el pañuelo una vez más. Pasó otro tren. El tiempo corre y parece que San Martín se quedará anclado en el andén. Y eso que había arrancado con toda las luces, aunque se fue apagando. Quedan tres capítulos más y, aunque saque los nueve puntos, ya está condenado a jugar, mínimo, la Promo. Fue extraña la manera en que San Martín dejó escapar una noche que se insinuaba dulce. Por ganas y garra, el equipo de Teté sorprendió a Tigre por todos lados, como si la defensa del Matador fuese un techo de chapas lleno de agujeros. Fue una lluvia sanjuanina que duró más de 20 minutos, lapso que incluyó el golazo de cabeza de Recalde y, además, cinco jugadas clarísimas de gol. Entonces, con esa actitud se abría la gran pregunta: ¿che, y si el Verdinegro de Cuyo se queda en Primera? De todas maneras, para que el local emulara al Ajax de Holanda en la década del 90 mucho tuvo que ver el rarísimo laboratorio de Cagna: el entrenador decidió armar una defensa con cuatro hombres, nada de otro mundo, claro, salvo que los dos laterales fueron una apuesta inspirada en la improvisación y, por qué no, en la osadía: San Román es más volante que defensor y ni hablar de Matías Giménez, zurdo de buen pie que casi siempre jugó de carrilero izquierdo o de enganche. Justamente, la punta del misionero fue lo más parecido a la 9 de Julio a las 5 de la mañana: había libertad para meter quinta... Pero hubo una metamorfosis. Tigre se dio cuenta de que San Martín había retrocedido. Era cuestión de jugar con inteligencia. Y se hizo gigante Castaño, se soltó Galmarini, que pisó el área seguido, y eso complicó al rival. También lo tuvo Ereros, pero su suave definición pegó en el palo. Sí, a los otros también se les llovía el techo, había que ir, nomás. Cosas del fútbol, de un lateral llegó el empate: Pratto estaba habilitado y, pese a las quejas de San Martín, no bajó la pelota con la mano. En el segundo tiempo Tigre volvió a ser el de antes, ése que te robaba la pelota y te sacaba canas verdes. Notó que el empate había golpeado duro el ánimo del local y esperó agazapado para la contra: hizo dos, pudieron ser más. Ahora, para San Martín el descenso es como un turista que se enamoró de San Juan y promete quedarse un buen rato.