Sobre el río Carapachay, en el Tigre, se encuentra Bonanza Deltaventura. Es una bella casa del '900, con visita guiada al cielo.

En su poema "Las islas del Tigre", Jorge Luis Borges escribió: "Ninguna otra ciudad, que yo sepa, linda con un secreto archipiélago de verdes islas que se alejan y pierden en las dudosas aguas de un río tan lento que la literatura ha podido llamarlo inmóvil". Quienes permanecen en la ciudad pueden aprovechar este privilegio porteño. A la belleza de siempre, los ríos marrones, los mares de verde, el cielo abierto, los recreos con hamacas, rica comida y canoas, se ha sumado una nueva: un viaje al cielo. Sí: en Bonanza Deltaventura, un emprendimiento turístico muy original, ofrecen una experiencia sobresaliente: el astroturismo. Aquí, en el Carapachay, a una hora de lancha colectiva del puerto de Tigre, una bella casa del siglo XIX abre sus puertas para pasar el día o dos o más. Además de estrellas, se puede gozar de otras dimensiones, más terrestres y acuáticas, del placer: cabalgatas por las 60 hectáreas dentro del monte -una excursión a un silencio lleno de garzas, mariposas, bañados y cipreses-, paseos en canoa, caminatas, siestas en la hamaca junto al río, suculentos tés en el muelle, partidos de ping pong, tirolesa para los chicos y playa para todos. La experiencia más excepcional empieza al atardecer, cuando el sol comienza a caer y aparece Patricia Juárez. Sentados en el muelle bien metido en el río, los visitantes esperan el momento del crepúsculo. Todo se aquieta: el río no va ni para arriba ni para abajo, los pájaros se callan, los mosquitos no pican. Esto es un crepúsculo, el minuto y medio en que el mundo se para y el sol se esconde. En el cielo, siete clases de azules, hasta que empieza a verse la primera estrella. De aquí en más, ya se está en pleno viaje estelar: el cielo se torna navegable. La historia de las estrellas, cuándo nacieron, cuándo murieron, cuáles son sólo la luz de un astro muerto, cuáles son las más jóvenes. Qué significados tuvieron para cada cultura, cómo construyeron su mapa las diferentes religiones. El Big Bang, Dios, la reencarnación de las almas y la Vía Láctea, ese bello amontonamiento de estrellas. Se interrumpe para cenar -pizza casera- y se pasa al telescopio. Y al mismo centro del monte, a seguir viaje.