Diego Castaño, base del equipo de Tigre

Las razones de esta fulgurante campaña es singular por lo que transfiere, pero al mismo tiempo es bastante natural si se observa cómo juega el conjunto que dirige Diego Cagna. Nada misterioso, por supuesto. Si algo posiciona a Tigre dentro del contexto general es su simplicidad y una buena relación con el buen gusto futbolero. Y tratándose de esas cuestiones de entendimiento fácil, es indiscutible que uno de los abanderados de esta gestión es el longuilíneo Diego Castaño. Siempre es tema de debate el separar cualidades y virtudes estableciendo épocas en formas discutibles y hasta caprichosas. Castaño es de esos futbolistas que trascienden a su edad. Por la forma en que se mueve, por su ubicación, por cómo corta avances, por el estilo que aporta en la distribución y el sostén que significa para sus compañeros. Respetando la posición clásica de los números cinco, esos que se movían con sapiencia por conocimientos propios de la función, Castaño es un continuador de aquellos que le dejaron un sello al puesto. No hace falta hacer nombres, pero este mediocampista se identifica con Angel Peruca, Pipo Rossi o el Nene Guidi, con esa clase de intérpretes. No se trata de compararlo, apenas se usa a sus ilustres antecesores como referencia. Apenas detalles que sirven para calificar a Castaño como alguien que juega. Y juega bien. O muy bien.