TIGRE. "Los secuestradores me trataron bien, teníamos una relación y jodíamos con ellos"

Ariel Perreta fue liberado anoche en un operativo policial realizado en la zona de Las Tunas, en la localidad de Talar de Pacheco, por efectivos policiales que llegaron al lugar tras recibir un llamado al teléfono 911, según confirmó el gobernador bonaerense, Daniel Scioli. El joven se encontraba encadenado al respaldo de una cama en una habitación de 1,50 por 2,00 metros, en la que era custodiado por una mujer, la cual fue inmediatamente detenida. La mujer tiene tres hijos menores de edad. "No se llegó a pagar rescate porque los secuestradores fueron sorprendidos en el lugar y pudieron liberarlo gracias al llamado 911", indicó Scioli, en declaraciones periodísticas. Asimismo, comentó que el joven estuvo en "un catre atado con una cadena a la cabecera, en una casa muy humilde", situado en la calle Caseros, en la localidad de Pacheco. Scioli comentó la posibilidad de que la misma banda que protagonizó el secuestro de Ariel Perretta haya sido responsable de otros casos, como el de Iannone. "Parecía una banda con experiencia en este tipo de delito", expresó el gobernador. El gobernador indicó que Ariel no fue mal tratado."Dijo que lo trataron bien, llegó a tener un trato cordial y amistoso", expresó el mandatario, pese a la situación en la que se encontraba y tratar todo el tiempo con personas encapuchadas. Sin embargo, relató que el muchacho repetía "¡Gracias!, ¡Gracias!" al ser liberado y que le contó que no pudo mantener el diálogo con sus padres, porque rompió en llanto. El mandatario provincial dijo que por el momento no hay información sobre miembros de la Policía involucrados en el hecho. También destacó que la liberación se produjo "gracias al accionar de la Policía Bonaerense", que actuó ante el alerta de un vecino al 911 sobre movimientos extraños en la finca. "Siempre jodíamos" (con el secuestrador) Una vez que se fundió en un abrazo con su padre y el resto de su familia en su casa de Ciudad Evita, Ariel afrontó los medios y se encargó de agradecer la actuación policial: "No me puedo quejar de nada", aunque también hizo lo propio con sus propios familiares y toda la gente de Ciudad Evita. Al explicar como fue su liberación, el joven dijo que escuchó gritos que los llamaban a los que contestó y enseguida fue encontrado por la Policía. Ariel dijo que tenía "fe en que todo iba a terminar bien", aunque pensó en otro epílogo, "fruto de la negociación". Sobre el trato recibido por parte de los secuestradores, dijo que fue muy bueno, que fue bien alimentado y graficó su buen "feeling" con el encargado de su cautiverio: "Siempre jodíamos", dijo al respecto. Al aconsejar a personas que hayan vivido la misma situación señaló que "Si en algún momento quiere a otra persona, que se lo diga, porque pensé que cada instante podía ser el último". El muchacho expresó su alegría de que la pesadilla haya terminado con un final favorable. "Es un sueño que haya todo terminado así", expresó en ese sentido.